Escritos de Abd al-Hazir/Undead

De DiabloNext Wiki
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The Skeletal Undead, traducido como Muertos vivientes esqueléticos, es el número de entrada 008 de los Escritos de Abd al-Hazir, un relato corto publicado el 28 de junio de 2008[1].

Texto

Los muertos vivientes son una peste de nuestro mundo, sin embargo nadie considera conveniente examinar su existencia y encontrar una manera de deshacernos de ellos de una vez por todas. ¿Cuánto tiempo ha de pasar hasta que nos enfrentemos al aterrorizador espectro de un ejército de muertos vivientes, de guerreros esqueléticos dirigidos por algún hechicero enloquecido, o sería un semidiós? No dejéis que los escasos informes de ataques de esqueletos os hagan asumir que estamos a salvo. Nunca estamos a salvo de esas legiones profanas. Están de camino, ojo a mis palabras.

Pese al hecho de que los esqueletos parezcan traviesos o imbéciles, no hay que tomárselos a la ligera. No deberíamos ni quitarles la vista de encima ni ignorar el problema que representan. Ya va siendo hora de que investiguemos seriamente su naturaleza exacta. Puesto que estoy capacitado en demasía para muchos temas que guardan relación con esta área de investigación, parece que me toca a mí rectificar esta falta de entendimiento. Tras completar muchos meses de largo y arduo estudio, ahora presento la información que he deducido de mi investigación sobre estas monstruosidades profanas.

Al contrario de lo que había supuesto, un esqueleto reanimado está realmente construido con partes y trozos de otros esqueletos, no solo de uno. Su variada composición les da la facultad de formarse y reformarse y hace que sean fáciles de invocar, siempre que haya materia prima adecuada a mano. Con todo, no hay que decir que un nigromante experto no puede invocar a un cuadro de guerreros esqueléticos para que hagan su voluntad en cualquier parte. Simplemente necesita esforzarse menos para construir un ejército de esqueletos en un cementerio que en mitad de un bosque.

Lo que es más, he llegado a creer que la inteligencia de un esqueleto está limitada por el poder y el alcance del hechizo que se use en la creación de la criatura. Teóricamente se puede tener un sirviente esquelético astuto o un ejército denso de cientos de esqueletos con el mismo gasto de energía mágica. Sin embargo, no puedo explicar la algo absurda predisposición mental media de un esqueleto. ¿Quizá la imposibilidad de su propia existencia hace al esqueleto pensar que es divertidísimo esconderse en un barril, riéndose para sus adentros durante trescientos años hasta que pasa una víctima cerca?

En comparación con los demás horrores vivientes que plagan nuestro mundo, como los zombis descerebrados y los necrófagos buscadores de manadas, los esqueletos son mucho más peligrosos en conjunto porque se pueden organizar y dirigir. Según esa evidencia, solo requiere ligeramente más energía imbuir a los esqueletos con suficiente inteligencia para usar escudos en defensa propia y de sus aliados. Estos "esqueletos escudo", como me gusta llamarlos, son alarmantemente comunes en nuestro mundo, aunque no tan numerosos como los guerreros esqueléticos básicos.

Si los susodichos puntos no convencen a los escépticos de la gravedad del asunto, tened en cuenta el caso del invocador esquelético. Este avanzado guerrero esquelético ha sido creado expresamente con una inteligencia superior que le permite rellenar las filas de muertos vivientes conforme se necesita. Sí, añadir invocadores a la mezcla profana de muertos vivientes da como resultado una nauseabunda receta para un ejército autosuficiente, capaz de renovarse perpetuamente para llevar a cabo los fines diabólicos que su maestro les pida conseguir.

Debería estar claro para todos los lectores inteligentes que cualquier loco solo necesita la materia prima de restos de esqueletos para crear esos ejércitos de muertos vivientes. La solución obvia es exhumar los cadáveres de los cementerios y comenzar a quemarlos con prontitud. Solo entonces estaremos seguros de que hemos eliminado esta letal amenaza del arsenal de aquellos que nos infligirían daño.[2]

Referencias


v · d · e Escritos de Abd al-Hazir
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