Yo creo que cometieron un error otorgando esa personalización de sexo en D3 y ya tal y como anda el mundo, lo seguirán manteniendo. La dictadura de lo políticamente correcto. Hay personajes que en el 3 ya sonaban bastante mal, como la bárbara o la monje. Ambos casos hubiesen cuadrado mucho más con solo el sexo masculino. En cambio, mago o maga me es indistinto. Incluso podría haberse quedado la maga como principal, al igual que la cazadora de demonios.
En D2 (y en el 1) sabíamos que teníamos entre manos personajes únicos porque era el que había. Y gracias a eso en el futuro se les reconoce como tal, algunos incluso con nombre propio. Eso generaba una sensación de pertenencia del pj al mundo. Todos nos referimos al baba de D2, o al pala de D2 o la hechicera de D2 (Isendra). En cambio en el D3 tuvieron que elegir un tipo de sexo de cada uno para darle el nombre en el canon, dejando al otro sexo "marginado". Ahora en D4 ningún pj tendrá personalidad propia en el mundo, todos serán diferentes (para cada pj sí, para la historia no). Cómo organizarán eso en el futuro del lore? Esa despersonalización no me gusta en absoluto.
No sé, eso que fuesen todos iguales tenía un algo de especial. Todos sabíamos en D2 que si cogías amazona, hechicera o asesina, ese era el personaje y punto. Pero claro, hoy en día la gente tiene la piel muy fina y hay que personalizarlo todo. Sexo, color de piel (Baba negro? Druida negro? (WTF!), etc... Que si no llegan pronto los ofendiditos y se la lían a Blizzard, tal como pasa en pelis, series, etc...
Yo optaría porque cada uno tuviese un sexo y un aspecto acorde a su lore, ni más ni menos. Igual que no pondría un médico brujo blanco, no se me ocurre poner a un bárbaro negro, cuando llevamos viendo babas en la saga desde hace tiempo y sabemos cómo son. Lo mismo aplicaría para todas esas problemáticas de personalización que personalmente yo quitaría. O bueno. Lo dejaría en plan customización de pelo, tatuajes, cicatrices, cosas así. Pero siempre siendo fieles al lore del juego y al sentido común.
